Permitidme que comience
con un tópico. Se dice que cuando el alumno está preparado, aparece el maestro.
Lo que no se escucha tanto es que ese hecho es recíproco. En el transcurso de
nuestras vidas vamos haciendo de alumnos y maestros según a quien nos
encontremos en el camino, incluso podemos ser maestros y alumnos de una misma
persona; de hecho, diría que siempre es así.
Tuve la suerte de
encontrarme con Eva en el camino. No preguntéis quien hace de quien. Qué más
da. Nos descubrimos, nos enseñamos, nos aprendimos.
Os invito a que la
descubráis vosotros. No os dejará indiferentes. La poesía de Eva es un reto;
sí, un reto a la consciencia. Cada poema te llevará más allá de las palabras, te
sacudirá las creencias y querrás volverlo a leer para cerciorarte de que sí, de
que habla de ti.
Y al final descubrirás
que se ha encendido una luz que ilumina un camino que aún no habías visto, pero
que siempre ha estado ahí. Y querrás seguir explorándolo, y dejarás el libro en
la cabecera porque, de vez en cuando, necesitarás reencontrar ese rumbo. Te escucho en verso te llevará a conocer
el mejor maestro que puedas encontrar en el camino: tú mismo.
